Las patologías sobre las que interviene el logopeda están relacionadas con pacientes con problemas:
- de voz (disfonía, afonía)
- en la adquisición del lenguaje (retraso, disfasia)
- en la expresión verbal, la pronunciación (disartria, dislalia, disglosia)
- de lectura y/o escritura (dislexia, disgrafia)
- en el lenguaje expresivo y/o comprensivo (afasias)
- de fluidez del habla (tartamudez)
- de respiración, succión, masticación y deglución.
El tratamiento de estos problemas se suele denominar concretamente Terapia Miofuncional y se realiza tanto en bebés, como en niños y adultos.
De la misma forma la figura del logopeda es fundamental, aunque no única, en el tratamiento de patologías tales como:
- la sordera y las deficiencias auditivas en general
- la deficiencia mental
- la parálisis cerebral
- el autismo
- los pacientes con problemas de comunicación por síndromes, enfermedades, etc., como el Parkinson, Alzheimer, …
Para concluir aclarar que la función del logopeda no es enseñar a hablar bien sino en proporcionar a las personas que lo necesitan un sistema de comunicación que les permita expresarse ya sea mediante el lenguaje oral, escrito, gestual y/o pictográfico (dibujos).